Hay personas, que constantemente
discriminan a otras por el termómetro de la objetividad versus subjetividad;
sin embargo, cuando se les encara con sus propias contradicciones o con alguna
crítica constructiva, para que vean un poco más su real proceder, sacan todo un
arsenal de críticas y errores del otro, porque se han sentido amenazados por
haberles mostrado un simple espejo de su obrar. ¿Eso no es subjetividad?
Las lecturas de hoy, nos hablan de
la humildad, una virtud muchas veces mal comprendida, y quizás, contraria a
muchas actitudes donde la competitividad, la eficacia, el ganar, el éxito no
nos permiten ver lo positivo que puede resultar vivir aferrado y convencido
desde esta virtud: ser humildes.
El Evangelio de este domingo... ¡Para escucharlo!