“El que es
fiel en lo poco, también es fiel en lo mucho”
Hoy la Palabra de Dios nos recuerda
la idea de que todos somos simplemente administradores de los recursos de Dios.
Debemos administrar el tiempo que se nos ha dado, los bienes de que disponemos,
los afectos que engendramos,… y nuestra gestión debe tener un objetivo: el bien
común, la construcción del Reino. Ni los bienes ni la propia administración son
fines en sí mismos, sino medios para llegar a una realidad más humana y más
justa.
Amós critica a aquellos que en
situación de escasez engañan a los más pobres robándoles lo poco que tienen.
Amós criticaría hoy a aquellos que explotan a los más débiles con contratos
basura, a aquellos que compran materias primas a precio de saldo, a los
especuladores inmobiliarios,…
San Pablo nos invita a orar todos
unidos, sin divisiones, ya que todos hemos sido salvados y somos uno en Cristo,
y nos invita especialmente a orar por los gobernantes, quizá por el peso que
tienen sus decisiones en nuestras vidas.
El Evangelio relata la parábola del
administrador astuto, que se asegura el futuro una vez despedido, y nos
recuerda por un lado que quién de fiar en lo pequeño, en el día a día, en la
cotidianidad será de fiar en lo importante y con lo importante no se refiere a
lo económico sino a lo humano. No se puede servir a Dios y al dinero.
EVANGELIO DEL DOMINGO