29 junio, 2014

SAN PEDRO Y SAN PABLO


DOS PILARES PARA UNA IGLESIA EN MISIÓN

Celebramos hoy con gozo la solemnidad de los santos Pedro y Pablo, apóstoles.

Ellos son los dos pilares sobre los cuales el Señor construyó su Iglesia y a quienes confió la fe.

Su misma fe había sido probada, cuando Pedro negó a Cristo y Pablo perseguía al mismo Cristo en la persona de sus discípulos.

Después, con su fe fortalecida ya, dedicaron toda su vida a difundir el evangelio.

Podemos aprender de ellos hoy cómo permitir a Cristo que tome posesión de nosotros, de tal forma que vivamos para él y para su Iglesia y estemos dispuestos a sufrir por esa misma fe.

Demos gracias hoy al Señor por darnos estos grandes apóstoles.

Pidamos a Dios que nos bendiga, para que seamos la Iglesia de Pedro, firme en la fe, construida sobre roca, unida como el Cuerpo de Cristo,  y a la que no se puede vencer.

Que seamos también nosotros la Iglesia de Pablo, dinámica, sin fronteras, inquieta hasta que Cristo sea conocido y acogido por todos. 

Programa dominical de la Comunidad en Radio Polar



Boletín dominical de la Diócesis de Punta Arenas - Chile






22 junio, 2014

CORPUS CHRISTI 2014


"Soy Yo, Que Me Entrego a Ustedes"

Cuando una persona está a punto de morir y da un mensaje de despedida a sus familiares y a sus amigos, sabemos que esas palabras salen del corazón, y nunca las olvidamos.

En la víspera de su muerte, en la Última Cena, Jesús dijo: “Éste es mi cuerpo entregado por ustedes; esta es mi sangre derramada por ustedes. Hagan esto en mi memoria”.

Allí, como en la cruz, Jesús se dio totalmente a sí mismo, para que nosotros vivamos, y nos pidió que hagamos nosotros lo mismo, para que otros vivan.


Celebremos este sublime misterio en esta fiesta de la eucaristía, fiesta de victoria esperanzada por el triunfo del Amor.


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PROGRAMA DOMINICAL 
TRANSMITIDO POR RADIO POLAR DE PUNTA ARENAS








15 junio, 2014

SOLEMNIDAD DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD


Dios Se Llama Amor

En la fiesta de la Santísima Trinidad, ¿qué podemos decir realmente acerca de Dios?

Si tratamos de dar una definición de Dios, describir quién es Dios realmente, no podemos hacer más que balbucear y hacer uso de algunas imágenes que nos aproximen al misterio.

Comenzamos a entender a Dios de un modo mucho más fácil si reflexionamos en lo que él ha hecho por nosotros y por todo su pueblo.

Y entonces descubrimos que, sobre todo, Dios nos ha amado y nos sigue amando como un Dios misericordioso que perdona, un Padre que se preocupa de nosotros y es tierno como una madre para con nosotros.

Descubrimos también a Dios como el Hijo que se hizo uno de nosotros y nos hizo libres a costa de su vida.


Y también le descubrimos como un Espíritu de amor, de unidad y de fuerza, que sigue guiándonos e inspirándonos, y que ruega con nosotros y dentro de nosotros, aquí y ahora.

PROGRAMA RADIAL "DOMINGO EN FAMILIA" 


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08 junio, 2014

PENTECOSTÉS 2014


soplo de fuego

¿Quién no sueña en un día futuro, en el que ya no tenga miedo de hacer las cosas proyectadas por tanto tiempo, simplemente porque le faltaba valor y coraje para emprenderlas? 

¿Quién no espera tener más entusiasmo para realizar con alegría las tareas de cada día, para arriesgarse a amar más profundamente a Dios y a los hermanos, sin condiciones ni vacilaciones? 

¿Quién no desea estar mucho más inspirado y ser mucho más dinámico y creativo en la vida? 

Hoy es el día en que esto puede comenzar a suceder, porque hoy es Pentecostés, el día del Espíritu, el día en que el viento celestial huracanado renueva nuestro amor, el día en que el fuego divino nos trae alegría y libertad, el día del Espíritu Santo. 

Que Jesús, el Señor, aliente su Espíritu sobre nosotros e inflame nuestros corazones con su luz y con su vida.

¡Feliz día de Pentecostés! 

Unidos al Papa Francisco, 

en la oración de hoy por la Paz en Tierra Santa.




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01 junio, 2014

ASCENSIÓN DEL SEÑOR


La glorificación del Crucificado

Le vemos elevándose hacia el cielo, sobre la nube, ¿será que nos abandona? Menudo enigma. ¿Qué guarda ese Jesús de nuestros desvelos?

Ese Jesús a quien seguimos, al que abandonamos, huyendo, cuando acabó colgado de una cruz... Ese Jesús que confesamos, hace unos días, en una noche mágica… Ese Jesús, vive. No busquemos entre los muertos a quien vive.

Han pasado cuarenta días. Todo un trecho. Las cosas requieren su pausa, no nos caen encima, así, sin más. Necesitamos la obra del tiempo. Un tiempo para madurar. Un tiempo para aprestarnos a la gran tarea, ser testigos de lo insólito: nuestra certeza de que el Crucificado vive y ha sido glorificado.

No es sencillo percibir lo hondo. Somos torpes, cierto. También es cierto que esa verdad última escapa a nuestra capacidad porque está más allá de cualquier posibilidad nuestra. Calma. No nos inquietemos. El Espíritu viene en nuestra ayuda. Él nos encamina hacia la verdad, tan entera como esquiva. Su aliento alimenta nuestra mirada y nuestro coraje.

La verdad de Jesús, que pasó haciendo el bien, su vida, su palabra, sus signos liberadores, confirmada de lleno y sin fisura por el Padre. ¿Qué otra cosa nos dice nuestra fe en su exaltación gloriosa? ¿Qué grita esa voz inaudible sino que Jesús, el Señor, a la derecha del padre, tiene el poder de liberarnos a todos, a cada uno, uno por uno? Un abrazo universal. Nada de límites. Nada de fronteras. Nada de muros. No hay rincón que no recoja la savia de vida que Jesús, el Señor, da. Da. Sin más.

No corramos. Paremos un instante. ¿Confiamos de verdad en la esperanza a que hemos sido llamados?

No pensemos, sin embargo, que hemos logrado la meta. Estamos en la puerta de salida. ¿Nos quedaremos fascinados mirando al cielo? No. Nunca. Caminemos a Jerusalén. Pongámonos manos a la obra. Emprendamos cada día el camino, empeñados en la lenta tarea, siempre recomenzada, de la evangelización.

Y, en medio de incertidumbres, de oscuridad, del sentimiento de la inutilidad de nuestra tarea, de fracasos, caídas y debilidades nunca superadas, confiemos, no perdamos la confianza en Aquél que dijo que estaría con nosotros hasta el fin del mundo. Guardemos siempre ese hilo de confianza. Nuestro bien más preciado.


El mismo que nos ha dejado, volverá. ¡Ven, Señor Jesús!

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