LUIS ROBERTO TORRES SALAZAR
Promotor y Co-Fundador de la Comunidad de Jesús Nazareno en Punta Arenas
Luis Roberto Torres Salazar nació
el 2 de noviembre de 1939 en El Almendral –Valparaíso- siendo el tercero de los
cuatro hijos del matrimonio conformado por Don Luis Torres Quijanes y Doña Rosa
Salazar.
Fue alumno de los Hermanos
Maristas, estudiando en el Internado de la ciudad de Quillota. Concluidos sus
estudios a los 20 años de edad, ya se perfilaba su carácter de hombre
emprendedor y activo miembro de la comunidad católica.
En 1965 llega a la isla de Quenac,
en el archipiélago de Chiloé, para encargarse de la administración de los
campos de su primo.
En 1967 contrae matrimonio con doña
Sonia Méndez Ruiz, unión fecunda de la cual nacen sus siete hijos: Patricia,
Rosa, Luis, Sonia, Renato, Esmeralda y Paz.
Hombre emprendedor, incursionó
durante un período en el rubro comercial viajando periódicamente a Aisén para
vender su producción agrícola, hortalizas y papas.
Los altibajos de la actividad
comercial en Aisén, lo impulsaron a migrar hasta Magallanes. En 1977 llega a
Punta Arenas donde se emplea como funcionario administrativo del Departamento
de Migraciones del Obispado de Punta Arenas. En 1979 llegará a la capital
austral toda su familia.
Desde el Departamento de
Migraciones liderado por la señora Rosa Muñoz realiza exploraciones en el
ámbito de la Religiosidad Popular especialmente de los migrantes chilotes.
En 1983, en el marco del I Sínodo
diocesano, recibe el encargo del obispo Tomás González Morales de probar la
factibilidad de reproducir en Magallanes la festividad de Jesús Nazareno,
siguiendo la tradición de la isla de Caguach.
El encargo del obispo fue asumido
con responsabilidad y entusiasmo por Don Luis. Mancomunando esfuerzos con la
familia Unquén –Doña Sara, Don Francisco y Doña Francisca- y otras personas
procedentes de Caguach inició la experiencia religiosa que con el paso del
tiempo ha sido bendecida con un incremento extraordinario.
La misión encomendada a Don Luis
fue providencial y la semilla plantada por Él a instancias del obispo González creció
ya está dando frutos de vida cristiana, devoción y organización comunitaria y
misionera.
Desde Punta Arenas la iniciativa se
proyectó al resto de la Patagonia chilena y argentina. Todas las comunidades
formadas para rendir culto al Nazareno en la zona austral se han consolidado,
superando los límites del formalismo folklórico y han construido sus propios
templos y capillas en Puerto Natales, Porvenir, Río Gallegos, Río Grande, Río
Turbio.
Don Luis tuvo la satisfacción de
ver crecer los grupos formados por su llamado, comprobando como se
transformaban en Comunidades Cristianas con identidad cultural y conciencia de
misión.
En 2011 quisimos registrar sus impresiones acerca de los orígenes de la Comunidad de Jesús Nazareno. Su testimonio ha quedado plasmado en nuestro Vídeo Documental "Huellas del Nazareno en la Patagonia" del que aquí ofrecemos una sección:
El Cabildo del santuario de Jesús
Nazareno, al cumplirse 30 años de la Comunidad resolvió reconocer y agradecer
públicamente la misión desempeñada por Don Luis Torres S.. El reconocimiento se
hizo en la Cena de Cabildo del 14 de agosto de 2013, en presencia de los
Coordinadores de los 15 grupos que hoy constituyen la Comunidad del santuario,
del Obispo, del Intendente Regional, del Gobernador Provincial. Don Luis, con
su salud quebrantada no pudo asistir y fue representado por sus hijos que
recibieron el galvano testimonial de manos de Mons. Bernardo Bastres F.
El 10 de septiembre de 2013, a los
73 años de edad, Jesús Nazareno llamó a su Reino definitivo a Don Luis Torres
Salazar. Le sobreviven su esposa, sus siete hijos, nietos y bisnietos, todos
con el legítimo orgullo de ser la familia del hombre que promovió en Magallanes
la celebración de la fiesta religiosa más grande de toda la Patagonia: la
fiesta del Divino Jesús Nazareno de Caguach.
Los funerales de Don Luis se realizaron en la Capilla Santo Domingo Savio donde cada año El participaba haciendo la Novena de Jesús Nazareno e integrando -anónimamente- la comitiva que desde la Población Santos Mardones subía con la imagen de su santo patrono a la gran procesión del Nazareno en Punta Arenas.
Luis Roberto Torres Salazar que
vivas para siempre en Jesús.
PUNTA ARENAS, septiembre 12 de 2013.
CONDECORACIÓN "DISCÍPULOS MISIONEROS "
A COFUNDADORA DE LA COMUNIDAD CRISTIANA
DE JESÚS NAZARENO EN PUNTA ARENAS
DOÑA FRANCISCA UNQUÉN UNQUÉN
Nació en octubre de 1933 en la isla de Caguach. Sus padres fueron don Juan Antonio Unquén y la señora Sara Unquén. Hermanos de la señora Francisca son: Francisco, Miguelina y José.
No fue al colegio, por motivos de distancia, su mamá le enseñó a leer; más tarde trabajó como cocinera en la escuela “del estero” en Caguach.
Migró a Punta Arenas el año 1965.
En Punta Arenas trabajó en planchado, lavado, como asesora del hogar. Después en una pesquera de la familia Camelio.
Casó en primeras nupcias con don José Orlando Caidane con quien tuvo 5 hijos: Norma, Raúl, Pedro Nolasco, José Reinaldo y Rosa Noelia.
Con su segundo marido, don Juan Levín, tuvo dos hijos: Javier y Daniela.
Vivió varios años en la calle Junta de Gobierno junto a sus hijos, hoy vive con Daniela por motivos de salud.
Doña Francisca y su hermano Francisco, acogieron la propuesta del obispo Tomás González Morales que, a través del Departamento de Migraciones, les invitó a congregarse y a revivir en Magallanes la tradición católica de Chiloé. Así, buscando personas provenientes de Caguach, fundaron la comunidad de Jesús Nazareno, iniciaron la novena en su casa y a medida que aumentaban los adherentes fueron trasladándose a la capilla santo Cura de Ars y más adelante a la sede parroquial de Nuestra Señora de Fátima.
En esta última sede Doña Francisca ha sido rezadora y fiscala, Coordinadora y Patrona de la imagen, tallerista y artesana, promotora de levantar un santuario propio de Jesús Nazareno.
La Comunidad del santuario de Jesús Nazareno admira, agradece y destaca la perseverancia de la señora Francisca Unquén U. que, verdadera discípula misionera, siempre ha caminado con la comunidad que inició, buscando que su Señor sea conocido y amado no obstante las dificultades que la devoción ha encontrado en el camino.
La señora Francisca ha sido bendecida, viendo germinar la semilla que plantó: un nuevo santuario está surgiendo en nuestra tierra, fuente de gracias para los que conocen a Jesús Nazareno. En los cimientos está la iniciativa y el empeño de una mujer del pueblo, Doña Francisca, su carácter tesonero y la comprensión y respaldo del padre obispo y sus delegados episcopales.
La señora Francisca Unquén es reconocida en su comunidad por esa sabiduría humilde que no busca protagonismo, por su modesta y constante presencia, desde los orígenes hasta el día de hoy con su quebrantada salud. Cuando otros han pasado; ella sigue participando, como fiel católica, de su eucaristía dominical en el santuario o recibiéndola de manos de los ministros en su casa.
El domingo 25 de septiembre de 2011, asistió al desfile diocesano del "Día de oración por Chile" en honor de la Virgen del Carmen. En ese marco celebrativo, la señora Francisca recibió la condecoración "Díscípulos - Misioneros" de manos de monseñor Bernardo Bastres F. en nombre de toda la comunidad católica.
¡Felicitaciones, señora Francisca!
EJEMPLO DE PERSEVERANCIA
EJEMPLO DE PERSEVERANCIA
Cuando otros pasaron; ella siguió
participando, como fiel discípula del Nazareno, de su eucaristía dominical en
el santuario o recibiéndola de manos de los ministros en su casa donde falleció
en la madrugada del domingo 6 de octubre de 2013. El viernes anterior, había cumplido 80
años de edad.
Los restos mortales de la Co-fundadora de la Comunidad del santuario de Jesús Nazareno fueron velados en su domicilio y desde el día anterior a su funeral en el santuario que propició.
Los diversos grupos que hoy constituyen la Comunidad del Santuario de Jesús Nazareno se sucedieron en el rezo del rosario chilote durante el velatorio de la señora Francisca y en las misas que se ofrecieron por su eterno descanso.
La sepultura de Doña Francisca se encuentra en el Cementerio Municipal de Punta Arenas, en espera de la resurrección de los muertos prometida por Jesús Nazareno a todos sus discípulos fieles hasta el fin.
¡Señora Francisca Unquén U., descanse en Paz!
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“Patriarca, fiscal y rezador
de la comunidad del santuario de Jesús Nazareno.”
DON PEDRO VILLEGAS CONTRERAS
(Q.E.P.D.)
Don Pedro Alcides Villegas Contreras, nació en Quenac el 10 de mayo de 1919. En esa isla, vecina a Caguach, se inició en la piedad popular y en el oficio de “rezador” y “fiscal”, al servicio de la comunidad cristiana.
Llegó a Punta Arenas en 1970 con su esposa Rosa y su hija Ángela. Trabajó en estancias y en campamentos de ENAP desempeñando su oficio de cocinero. Frecuentó la Parroquia de Fátima cuando la devoción a Jesús Nazareno comenzaba a salir del ámbito doméstico y empezaba a ser reconocida por la diócesis magallánica.
Integró la Comunidad de Jesús Nazareno que lo recuerda como un hombre justo, atento, comedido y de profunda espiritualidad, animador de la oración comunitaria, en las casas y el templo, acompañando enfermos, ayudando a bien morir, consolando a las familias de los difuntos en los velorios y rezando novenarios por las almas del purgatorio.
Generoso con los conocimientos adquiridos en su isla, se prodigó preparando a nuevos rezadores, siempre apegado al Manual del Cristiano - “Suma” de las devociones inculturadas por los misioneros en Chiloé.
Su familia lo recuerda como educador y pilar fundamental de la fe y unidad de los suyos. Su gozo de patriarca era ver a la familia reunida en torno a la mesa servida por Él y amenizada por su conversación aliñada con anécdotas que estimulaban la piedad cristiana y transmitían la sabiduría en tonos sencillos de compromiso cotidiano.
Participó en la construcción de la primera capilla del santuario de Jesús Nazareno y allí concurría todos los domingos. Cuando los años limitaron sus desplazamientos era grato verlo subir al santuario con su hija para rezar el rosario nazareno, participar en la misa dominical o en la novena de Agosto. En la festividad de este año se le reconoció por su buen ejemplo en la comunidad; limitado por los achaques, su sola presencia en medio de los hermanos era una lección de cómo debe ser un discípulo misionero de Jesús.
Falleció el 24 de diciembre de 2012 en su hogar, rodeado de su familia y fortalecido con los sacramentos de la fe. Oportunamente recibió la Unción de los enfermos que lo fortaleció para el paso definitivo, comulgando con frecuencia hasta el final de sus días. Sus funerales se realizaron en la misma iglesia que ayudó a construir, con solemne misa, presidida por el rector del santuario, el 26 de diciembre, domingo de la Sagrada Familia.