31 julio, 2016

ESA AVARICIA QUE NOS ROBA LA FELICIDAD


Domingo 18º del tiempo ordinario.

Todos necesitamos las cosas imprescindibles para la vida, pero nuestra experiencia humana nos sigue recordando sin cesar lo que Jesús, hace mucho tiempo ya, nos dijo en el evangelio: ¡El acumular riqueza no da la felicidad!

La alegría de vivir no depende de graneros llenos o de abultadas cuentas bancarias.

La calidad de vida y su alegría dependen más bien de la medida de nuestro amor al Señor y a los hermanos, y también de nuestro compartir generoso con los demás lo que el Señor nos ha regalado.

Así es cómo nos volvemos ricos a los ojos de Dios.


En este domingo pidamos al Señor que nos otorgue alegría y felicidad auténticas, junto con su profunda amistad.