Dios, el Señor, ama todo lo que existe y
es misericordioso con todos.
Hay personas que siguen buscando valores
más elevados en la vida.
Quizás uno se siente satisfecho
solamente a medias con la clase de vida que está llevando, o se siente culpable
por su modo de vida.
El evangelio de hoy nos muestra a
Zaqueo, un hombre pequeño, física y moralmente, que va en busca del Señor.
Para su sorpresa, Jesús adivina el
hambre espiritual en el corazón de este hombre y se dirige a él.
Jesús desea encontrarse con Zaqueo.
Si nosotros reconocemos humildemente
nuestra pequeñez, el Señor se nos revelará y se invitará a sí mismo a caminar y
a quedarse con nosotros. Él nos hará grandes en amor y en bondad.