02 octubre, 2016

Señor, aumenta nuestra fe.


Domingo 27º del tiempo ordinario.

Afirmaciones bonitas sobre nuestra fe pueden impresionar a otros y quizás a nosotros mismos, por un momento, pero no nos cambian.

La inspiración para cambiar y convertirnos al evangelio procede de testigos vivientes, que nos inspiran sobre todo por la forma como viven.

Con frecuencia los discípulos ni siquiera entendieron a Jesús en su predicación, pero veían lo que hacía, y cómo vivía.

Los apóstoles admiraban a Jesús, y por eso le pidieron: “¡Señor, aumenta nuestra fe!”.

La gente nos considera a nosotros cristianos practicantes, pero el meollo de la cuestión es a ver si de verdad somos creyentes, personas de fe, cercanos a nuestro Señor, que vivimos con coherencia conforme a lo que creemos.


Pidamos también nosotros: “¡Señor, aumenta nuestra fe!”.