Domingo 20º del tiempo ordinario.
Hoy el Señor nos
interpela con estas preguntas:
El amor de
ustedes ¿es ardoroso? ¿Es ferviente su fe?
¿Puede nuestra
fe aceptar el que la contradigan o ridiculicen, sin reducirnos al silencio?
Quizás estamos pasivamente
resignados al mal en nosotros mismos y en el mundo, y no nos alzamos a favor de
lo justo y lo bueno.
Si amamos
bastante al Señor, y a los hermanos, no toleraremos una paz fácil que
adormezca nuestra conciencia.
En este domingo pidamos al Señor el fuego y el ardor de su Espíritu.