CREADOS PARA LA VIDA
La muerte permanecerá un misterio y un
sufrimiento. Pero, como cristianos, vivimos en fe y esperanza.
Si tuviéramos suficiente fe,
soportaríamos la muerte sin miedo y la acogeríamos como un regreso a la casa
del Padre.
En nuestra fe no hay lugar para dudar de
que en la muerte Dios no abandonará a su gente, obra de sus manos, hecha a su
imagen y semejanza, por quienes Cristo murió y resucitó de entre los muertos.
Dios no nos dejará perecer para siempre.
En Cristo tenemos la promesa de Dios de que nosotros resucitaremos también de
entre los muertos para la gloria y alegría eternas.
Con esta esperanza, en este día con toda la Iglesia, ponemos a nuestros difuntos en las manos del Dios de vida con nuestra oración:
Querido Dios y
Padre nuestro:
Tú nos conoces y
nos amas más allá de la muerte.
Te agradecemos
por habernos
llamado
a vivir por
siempre en tu amistad.
Te agradecemos
por la felicidad
sin fin
de los santos
que viven en tu alegría.
Te agradecemos
por tu amor eterno
hacia nosotros
y hacia todos
nuestros queridos difuntos.
Recibe nuestra
acción de gracias
por medio de Jesús,
tu Hijo,
que vence a la
muerte con su resurrección,
y es Señor de la
Vida…
de nuestras vidas. Amén.
Cantos de Fe y Esperanza para este día de recuerdo amoroso de nuestros Difuntos.
Boletín dominical, Diócesis de Punta Arenas - Chile