“Señor,
dame de esa agua;
así no tendré más sed”
En el camino de la Cuaresma, Moisés
representa la etapa del Éxodo, de aquella Pascua que fue imagen y anticipo de
la que se cumplió en Jesús. Aquella salida de la esclavitud de Egipto se
convierte en profecía de la resurrección y ascensión de Jesús de este mundo al
Padre, y anuncio de nuestra propia liberación del mal, del pecado y de la
muerte.
Este tercer domingo de Cuaresma,
junto a las figuras relevantes de Moisés, Jesús y la samaritana, cabe destacar
el especial simbolismo del camino, la sed y el agua. En el evangelio se nos da
cuenta de que Jesús, el Hijo de Dios hecho hombre, camina por la vida. También
se cansa y se fatiga como nosotros. Y tiene sed. Pero Él ha venido a eso. A ser
como nosotros y a encontrarse con cada uno, también tantas veces fatigados en
la vida, cansados de caminar, sedientos.
La Palabra de Dios nos invita hoy a
tomar conciencia una vez más, de que Dios sigue con nosotros, camina a nuestro
lado, ofreciéndonos siempre el reposo y aliento que precisamos para continuar
con una vida más digna y plena. Reconocemos que muchas veces no acudimos a Él
como el mejor pozo, el mejor manantial, la mejor agua para experimentar ya aquí
la vida eterna, para vivir para siempre.
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DE LA DIÓCESIS DE PUNTA ARENAS - CHILE