23 marzo, 2014

DOMINGO 3° DE CUARESMA


“Señor, dame de esa agua; 
así no tendré más sed”

En el camino de la Cuaresma, Moisés representa la etapa del Éxodo, de aquella Pascua que fue imagen y anticipo de la que se cumplió en Jesús. Aquella salida de la esclavitud de Egipto se convierte en profecía de la resurrección y ascensión de Jesús de este mundo al Padre, y anuncio de nuestra propia liberación del mal, del pecado y de la muerte.

Este tercer domingo de Cuaresma, junto a las figuras relevantes de Moisés, Jesús y la samaritana, cabe destacar el especial simbolismo del camino, la sed y el agua. En el evangelio se nos da cuenta de que Jesús, el Hijo de Dios hecho hombre, camina por la vida. También se cansa y se fatiga como nosotros. Y tiene sed. Pero Él ha venido a eso. A ser como nosotros y a encontrarse con cada uno, también tantas veces fatigados en la vida, cansados de caminar, sedientos.


La Palabra de Dios nos invita hoy a tomar conciencia una vez más, de que Dios sigue con nosotros, camina a nuestro lado, ofreciéndonos siempre el reposo y aliento que precisamos para continuar con una vida más digna y plena. Reconocemos que muchas veces no acudimos a Él como el mejor pozo, el mejor manantial, la mejor agua para experimentar ya aquí la vida eterna, para vivir para siempre.


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