“Busquen primero el Reino de Dios y su justicia”
Este texto que Jesús dedica a todos
sus discípulos, de antes y de ahora, trata de cuestionarnos si somos verdaderos
portadores del Reino de Dios en nuestras vidas.
Porque el Reino del que habla
Jesús no es ficticio, ni un concepto abstracto, sino más bien es un Reino que
se inicia en la tierra y consiste en sembrar amor y justicia en nuestras vidas
y en las obras que hacemos.
Vivimos dentro de un contexto
histórico, social, económico, y a veces implica que estamos más preocupados de
cuestiones transitorias y superfluas, idolatrando muchas cosas que en realidad
no son tan importantes. Y es precisamente en este aspecto en el que Jesús
incide una y otra vez, si de verdad estamos centrados en el mensaje de Dios en
nuestras vidas.
Con esta advertencia Jesús no
intenta condenar el mundo sin más, ni que huyamos de lo que sucede a nuestro
alrededor. Más bien es tener claro nuestras prioridades de ser hijos e hijas de
Dios, y por tanto tenemos la tarea de ser testigos de Jesús siendo coherentes
en nuestras vidas de cristianos. Y de esta manera nos pide que seamos
portadores de esperanza, que logremos establecer caminos de paz, demostrando
ante todo que somos dignos hijos suyos.
El centro de nuestra vida y misión
de ser cristianos, es estar atentos a la implantación de la justicia de Dios,
que pasa por vivir de acuerdo a un estilo de vida que intenta superar
obstáculos y dificultades. Pasa por ponernos en el lugar del otro, siendo
participes de sus alegrías y sufrimientos, estar cerca de los que peor lo
pasan, de los que menos posibilidades tienen en la vida, y de este modo,
seremos auténticamente cristianos.
Dios a través de Jesús nos invita a
ser hombres y mujeres que ponen su confianza en él, y que en nuestro camino
debemos de construir una verdadera humanidad.
Todo mensaje de Dios tiene como
destinatario a todos nosotros, para que seamos personas auténticas y plenas,
que nos sintamos identificados con Dios y con las personas. Porque Dios quiere
que seamos su comunidad fraterna, que sepamos compartir todo, que alejemos la
falsedad y nos encaminemos a la alegría, a la esperanza, en definitiva a
implantar el Reino en todo lo que hacemos y decimos.
SEMANARIO DE LA DIÓCESIS DE PUNTA ARENAS - CHILE