“Este es mi
Hijo, el amado, mi predilecto. Escúchenlo”
Contemplamos en el evangelio de
este Segundo Domingo de Cuaresma, la Transfiguración del Señor, escena que nos
habla de la Resurrección que tendrá lugar en la Pascua, pero también de la
autoridad de Jesús con el que hablan Moisés y Elías –la Ley y los Profetas-.
Nos habla también de la cercanía de Jesús con sus amigos –los más cercanos,
Pedro, Santiago y Juan- y sobre todo nos habla de las promesas de vida y
plenitud que la Buena Nueva de Jesús trae al mundo.
Sin embargo, en cristiano,
para alcanzar esas promesas de Vida, para llegar a la Resurrección, es
inevitable pasar por la Pasión, y para llegar con buen temple a ella, está la
Cuaresma…
Y para vivir en serio la cuaresma, no hay otra manera de verla que el mensaje que dirige Dios a
Abrahán en la primera lectura, del libro del Génesis, que hoy leeremos: sal
de tu tierra, de lo conocido, de hacer las cosas como siempre, para dejarse
encontrar por la sorpresa de Dios, que amplía la vida de cada uno si nos
atrevemos a salir de nuestra tierra, de nosotros mismos, para escuchar a Jesús
y seguirle.
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DE LA DIÓCESIS DE PUNTA ARENAS - CHILE