La Oración:
Aliento de Vida
¿Ponemos nuestra vida misma en
nuestra oración, o bien sólo recitamos fórmulas, aunque estemos de acuerdo con
sus contenidos?
Ojalá pudiéramos expresar en
oración lo que vivimos, vocear nuestras miserias, y gritar nuestras alegrías,
persistir orando, sin cejar, insistiendo, contra todos los pronósticos, porque
nuestra oración es contra todos los pronósticos, y porque la vida misma depende
de ella, como también depende la vida de justicia y amor en el mundo.
Este domingo pidamos de nuevo a
Jesús: “¡Señor, enséñanos a orar!”
y unamos nuestras súplicas a las
de él.
EL EVANGELIO DE ESTE DOMINGO