Somos Llamados y Enviados
Si nuestra fe es verdaderamente
parte integral de nuestras vidas, tendríamos que ser muy conscientes de su
riqueza, que no podemos guardar solo para nosotros. Lo que vemos con ella, lo
que vivimos con ella, queremos compartirlo con otros. Si la fe nos hace
sentirnos felices y seguros en Dios, nos
damos cuenta de que la hemos recibido no para nosotros solos. Hagamos a
los otros felices y ricos en la fe: ésa es la vocación de todo cristiano.
Pidamos al Señor este domingo que sepamos revelarle y llevarle a otros, al
menos por medio de nuestro actuar auténticamente cristiano.
Señor Dios
nuestro:
Por amor tú
nos has llamado
a cada uno
de nosotros
para una
tarea de vida, una misión,
y para un
papel intransferible en tu plan,
que ningún
otro
puede cumplir por nosotros;
puede cumplir por nosotros;
tú has
elegido a tu Iglesia
para ser la
testigo y el signo irremplazable
de la
muerte y resurrección de tu Hijo.
Haznos a
todos y cada uno de nosotros
capaces de
realizar nuestra misión
y
envíanos “mar adentro”
con la
fuerza del cuerpo y sangre
de nuestro
único Salvador,
Jesucristo
nuestro Señor.