Con Jesús en la Montaña
Una vez u otra, hemos visto el
rostro de alguna persona iluminada por la Buena Noticia de salvación, o un
momento de felicidad real. Un día el rostro de Jesús también se iluminó, se
volvió radiante y se transformó totalmente por la comprensión íntima de que su
trabajo y sufrimiento no serían en vano.
Ojalá también nosotros
experimentemos momentos en que nuestros rostros se iluminen con profunda
felicidad y en que proyectemos esa irradiación a los rostros y corazones de
nuestros hermanos.
Este domingo le pedimos al Señor
que se digne obrar esta transfiguración en nosotros y que nos capacite para
compartirla con los demás.
VIDEO-EVANGELIO DE ESTE DOMINGO