AGUA
CONVERTIDA EN VINO
El Señor quiere decirnos hoy que la
vida es una fiesta. ¿Una fiesta, la vida? ¿Con todos sus problemas y
miserias? Sí. Una fiesta. Si aprendemos
a mirarla con ojos de fe; si llegamos a percibir lo que hace bella la vida.
Todos nosotros tenemos nuestras afanes y preocupaciones diarios, tenemos días
de luto y muchos problemas, pero la realidad más profunda es que no estamos solos, que tenemos a Dios que
nos invita a beber el vino de su amor; un Dios que nos da a Jesús para llevarnos
a sí mismo.
En este domingo: ¡Bebamos, y
brindemos con el vino de la alegría!