03 marzo, 2019

DOMINGO 8º DEL TIEMPO ORDINARIO


La viga en el ojo
¿Por qué prácticamente todos nosotros nos damos cuenta de los defectos y fracasos de los demás, y sin embargo estamos ciegos a nuestras propias deficiencias? 

A menudo culpamos a los demás de lo que vemos en nosotros mismos. 

Miremos hoy a Jesús aquí entre nosotros. 

Sí, él vino para salvar a la gente de sus pecados, pero no juzgaba y condenaba a la gente, sino que la atraía por su actitud abierta de fraternidad, valoración del bien que hay en ellos y por darles nuevas oportunidades en la vida. 

Hay mucho que aprender de él. 

Pidamos a Jesús tener la bondad de su corazón.