El Poder es Peligroso
¿Han notado ustedes cómo en su campaña
para un puesto o cargo público la mayoría de los políticos emplean la palabra
“servicio”?
Ponen mucho énfasis en que quieren
ser los servidores del pueblo, y ser
elegidos para poder servir.
Pero, una vez han sido ya elegidos, ¿a
quién sirven?
La mayoría, por lo general, se sirven
primeramente a sí mismos y después obligan al pueblo a servirles.
Nunca debiera ser ésta la forma de
actuar en la Iglesia.
Los cristianos encargados de algún
ministerio en la Iglesia y todos los bautizados deberíamos tener la ambición de
servir los unos a los otros y, de esta manera, servir a Dios.
Así actuó Jesús. Le pedimos hoy a él que
sepamos seguir su camino.