22 julio, 2018

DOMINGO 16 DEL TIEMPO ORDINARIO



Dios, Compasivo como una Madre.

¡Qué lástima que nuestro mundo se vuelva tan duro, tan sin corazón, que suprima la compasión y se deshaga de la misericordia!

En las lecturas de hoy oímos la Buena Noticia de que Dios se preocupa de nosotros y nos cuida con un amor más profundo, e incluso más tierno, que el de una madre por el hijo de sus entrañas a quien dio vida.

Dios se hace particularmente cercano de los que más le necesitan: los débiles, los que sufren, los que no cuentan para nada.

Éste es el amor que Dios Padre nos mostró en Jesús; éste es el amor al que nos invita el mismo Jesús para acercarnos a los hermanos, para hacernos sus “próximos”, sus prójimos: un amor profundo, tierno, constante, duradero, sin miedo a mostrarlo a los demás.

Pidamos a Jesús, que está con nosotros en la eucaristía, que comparta con nosotros ese su amor entregado y compasivo.