Asumir los Riesgos de la Fe
Es desalentador ver a veces cómo la
gente con muchísimos talentos rehúsan simplemente emplear sus dones.
¿Tienen acaso miedo de comprometerse, de
arriesgarse con la gente?
Quizás nosotros mismos tengamos también
miedo de asumir el riesgo de ponernos en las manos de nuestros hermanos.
Reservamos nuestra fe para los domingos,
pero dejamos de invertirla para el bien de los hermanos,
para el perdón cuando nos han ofendido,
para hablar con valentía por los que no tienen voz, para el afecto no
correspondido.
Arriesguémonos con el Señor, que siempre
está entre nosotros.