Hoy comienza un nuevo año y sinceramente
nos deseamos unos a otros todas las bendiciones de Dios: buena salud, bienestar,
armonía en la familia, felicidad...
Este día, al celebrar la fiesta de
María, Madre de Dios, incluimos también, con seriedad e insistencia, deseos y
plegarias por una paz, profunda y duradera, en un mundo acosado por la
violencia, conflictos y luchas fratricidas, ya que María nos dio a Jesucristo,
Príncipe de la Paz.
Que nuestro sentido de justicia y
unidad, de perdón y aceptación mutua, cree la atmósfera propicia en la que la
paz pueda crecer en nuestros corazones, en nuestros hogares, en el mundo entero.