Domingo 26º del tiempo ordinario
Qué fácilmente desconfiamos de los que son diferentes a nosotros,
particularmente gente de otras religiones.
Ése es musulmán
o judío, o protestante, o extranjero.
Para algunos,
quizás para muchos, eso es bastante para desacreditar a esa persona o el bien
que ella hace.
Pero aquí
viene Jesús, cuyo corazón late para todos, y nos dice que tenemos que ser de
mente abierta y sin prejuicios, y reconocer todo lo bueno que hay en los demás
y en sus obras, sean ellos quienes sean.
El mismo
Espíritu es quien trabaja en nosotros y en todos los que hacen el bien.
Que Jesús el Señor abra hoy nuestra mente y nuestro corazón.
El Evangelio de este domingo