La familia de Jesús
En el evangelio de este domingo aparece la
solicitud de José, su sensibilidad atenta a la voz de Dios, su prontitud para
seguir las indicaciones divinas. Pero su figura está al servicio del misterio
de Jesús.
En este texto, Jesús se nos muestra, ya desde niño, perseguido y
rechazado por los poderosos, parte de una familia pobre y sufrida que debe
emigrar para escapar de la violencia y la persecución.
La imagen de José tomando
“de noche al niño y a su madre y huyó a Egipto”, no muestra ciertamente a una
familia poderosa, respetada por la sociedad, sino una familia que simboliza a
todas las familias despreciadas y relegadas por el mundo del dinero y la
apariencia, a todas las familias desamparadas y abandonadas.
De hecho, este
Jesús que debe huir a Egipto, exiliado ya desde niño, y desde allí vuelve a su
tierra, está representando la suerte de todo su pueblo pobre, sufriente y
peregrinante. Por eso Mateo aplica a Jesús la cita de Oseas 11, 1, que se
refería al pueblo judío: “De Egipto llamé a mi hijo”.
Jesús y su familia no se
nos presentan entonces como un pequeño grupo de privilegiados que se aíslan de
la multitud para llevar una vida más serena y más fácil, liberada de las perturbaciones
del mundo, sino como una familia plenamente integrada en su pueblo, solidaria
con los sufrimientos de los más pobres, corriendo la misma suerte angustiante
de ese pueblo oprimido.
La vida familiar de Jesús ilumina nuestra vida en
familia.
El Evangelio para este domingo:
Boletín semanal de la diócesis de Punta Arenas