Signos de Esperanza
Las reformas litúrgicas del siglo
XX han restaurado el sentido del Adviento, cambiándolo de un tiempo de
penitencia a su objetivo original: un tiempo de ESPERANZA.
En Adviento revivimos la venida de
Cristo, y nos percatamos de que él tiene que venir más profundamente a nuestra
Iglesia y a nuestro mundo. Para disponernos a hacer esto, necesitamos
conversión, naturalmente; pero más especialmente necesitamos esperanza de que,
a pesar de tener todo en contra, este reino vendrá y se instaurará.
Para profundizar esa esperanza,
tenemos que aprender a percibir los signos, que develan que lo anhelado está ya
presente entre nosotros. Que el Espíritu abra nuestros ojos para percibir las señales
del Reino en nuestra vida. Oremos para aprender a preparar el camino para la
venida del Señor:
Padre nuestro: en nuestros días
sabemos cómo perforar montañas, y nivelar colinas para construir autopistas, pero
hemos perdido el camino que nos lleva al corazón de los otros y hacia ti. Que Jesús
venga a nosotros para hacernos creativos y audaces en construir avenidas de
justicia y amor que nos lleven encontrarnos los unos a los otros y encontrarte
a ti, nuestro Dios viviente. Lo pedimos en el nombre de Aquél a quien esperamos
y que nos espera, Jesús el Señor.