Llamados a Estar Siempre Alegres
Con demasiada frecuencia estamos o
nos sentimos tristes. En este Tercer Domingo de Adviento la liturgia nos habla
precisamente de Dios como el Señor de la
danza. El Señor se siente feliz por
venir a nosotros: “Él danzará con gritos de alegría por ustedes, como en un día de festival”. Para el Señor, el estar con nosotros es una
auténtica fiesta. ¿Es una fiesta también
para nosotros el estar con él? Abrámonos a la alegría de la venida y de la
presencia duradera del Señor entre nosotros. Él viene a nosotros con su paz, su
amor y su perdón, no solamente en la gran fiesta de Navidad, sino en cada
eucaristía y cada día, cuando estamos dispuestos a hacer crecer en nosotros y
en nuestro mundo el amor y la paz de Dios.