Amen Incluso a Sus Enemigos
Dios fue quien nos reconcilió consigo mismo en Cristo y
nos dio la tarea de heredar y transmitir su
reconciliación (2 Cor 5,18).
Si somos capaces de hacerlo con la
gracia de Dios, quizás no hay nada que nos lleve más cerca de Dios y nos haga
tan semejantes a él como la buena disposición para perdonar y la actitud de
amar incluso a los enemigos.
Estas actitudes son muy contrarias a nuestros
sentimientos humanos de no querer ser el hazmerreír de nadie o de ser tratado
como un trapo.
Y sin embargo el evangelio insiste: Ustedes, que eran enemigos
de Dios, ustedes que han recibido el perdón, perdonen también, reconcíliense,
sean misericordiosos como su Padre del cielo es misericordioso.
Que el Señor del perdón esté con ustedes.