El Señor de Todo y de Todos
Celebramos hoy la Ascensión del Señor.
¿Quiere esto decir que Jesús nos ha
dejado, que ha desaparecido para siempre?
Es cierto que ya no podemos verle ni
tocarle como pudieron hacerlo los apóstoles y los primeros discípulos.
Jesús no pertenece ya sólo a un grupo minúsculo,
sino a todos los hombres y mujeres de la tierra que quieran aceptarle.
Él es ahora el Señor de todo y de todos,
el Señor de la gloria, y aun así todavía uno de nosotros, muy cercano, más íntimo
a nosotros que nosotros mismos;
Jesús es el corazón de nuestro corazón
por medio de su Espíritu, vivo en nosotros.
Nosotros, su Iglesia, tenemos que
continuar el trabajo y misión que él comenzó y dar testimonio de que él es
nuestro Señor vivo y resucitado.
Escuchemos a Jesús conforme nos habla en
este domingo y démosle gloria y alabanzas a él y al Padre, en el Espíritu.