No
Hay Lugar para el Miedo
Nada puede infundirnos más confianza y
ánimo que el saber que alguien nos ama profundamente.
La fe es realmente la confianza y
convicción de que Dios nos ama, y de que nos ama profundamente.
Cuando somos conscientes de este amor,
ya no hay lugar al miedo.
Los hombres y mujeres de gran fe no
tienen miedo de profesarla y de proclamarla abiertamente, y de comprometerse a
todo lo que esta fe y amor implican.
Pidamos a Jesús este domingo que nos
colme de fe y amor y así ahuyentemos todo temor.