Agua
Viva
La liturgia de hoy nos recuerda con
fuerza nuestro bautismo.
Fue el agua la que comenzó a saciar
nuestra sed de todo lo bueno y lo que vale la pena, y sobre todo de Dios mismo.
Es el agua que nunca se seca; porque el
bautismo no es sólo un mero rito, sino vida, una nueva manera de vivir, eterna
adhesión a la persona de Cristo y unión y comunión con la comunidad de la
Iglesia.
Es la vida de Cristo la que sigue
creciendo en nosotros.
Jesús mismo alimenta esta vida en la
Eucaristía.
Pidamos al Nazareno que siga dándonos
esta agua viva y nos induzca a compartirla con otros.