“Sirvo”
Cuando nos miramos con seriedad a
nosotros mismos, nos percatamos de que hay cosas que nos impiden ser lo que
desearíamos ser, como personas y como cristianos.
Tenemos la impresión de que no somos
libres para ser auténticamente nosotros mismos.
Al principio de su misión Jesús se miró
a sí mismo y vio las tentaciones que le impedirían llevar a cabo su misión.
La Cuaresma es para nosotros el tiempo
propicio para mirar dentro de nosotros mismos y para ver qué es lo que nos
impide ser verdaderamente libres para servir y amar a Dios y a los hermanos
según es debido.
Acompañemos a Jesús al desierto, miremos
a fondo nuestro corazón, y con Jesús rechacemos lo que nos atenaza, lo que nos
mantiene tibios e indiferentes, para que con él y como él podamos servir.