La Luz de Jesús,
el Cristo de Dios.
Estamos convencidos de que la venida de
Jesús supuso un cambio radical para el mundo.
Con él la luz de Dios comenzó a brillar
en un mundo sumergido en la tiniebla.
Hoy ¿se ha disipado acaso la oscuridad
de nuestro mundo? ¿Incluso la de su Iglesia y de las Iglesias?
¿Es Jesús todavía hoy nuestra luz?
Nuestras vidas habrían de reflejar la luz de Dios a todos los pueblos, cercanos
y lejanos.
Aclamemos a Jesús, que está entre
nosotros como luz de nuestra vida.