Los
primeros cristianos trasladaron su día de culto, del Sábado Judío al Domingo
cristiano.
Porque Cristo resucitó de entre los
muertos el domingo, el primer día de la semana.
El domingo vino así a ser “el Día del Señor”, el día en que los
cristianos comenzaron a celebrar que Cristo estaba vivo y resucitado en la
comunidad de sus fieles, como está ahora presente aquí entre nosotros.
Jesús es real y está vivo entre
nosotros, es nuestro compañero en el camino de la vida y le reconocemos en la comunidad
de la Iglesia. Que el Señor Jesús nos otorgue una fe perspicaz para percibir y
experimentar su presencia.