“Den al César lo
que es del César, y a Dios, lo que es de Dios”.
Nosotros amamos a nuestro país; y es bueno que así sea. Pero ¿tendremos que estar conformes con todo lo que en él ocurre y con todas sus estructuras?
Muchísimas veces no sabemos qué es lo mejor para nuestro país.
Como cristianos habríamos de aprender a discernir y a juzgar lo que está sucediendo entre nosotros y lo que deberíamos hacer a la luz del evangelio, ya que somos ciudadanos de ambos, de nuestro país y del Reino de Dios.
Estamos hoy ante una de las frases más
citadas del evangelio, y a la vez muchas veces interpretada con un sentido
oportunista, según el interés de cada uno.
Lo que sí es cierto es que esta enseñanza de Jesús marca el comienzo
de una corriente histórica de pensamiento social, un primitivo cristianismo que
comenzó a establecer diferencias entre la moral y el derecho, entre el fuero
interno (la conciencia) y la conducta externa (la ley).
En el evangelio de hoy se nos da una
respuesta en la que cada elemento tiene su papel. Ambos campos, en realidad, dialogan continuamente.
Boletín dominical de la Diócesis de Punta Arenas - Chile
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