¡Bendita María!
Hoy nos regocijamos porque uno de
nosotros ha alcanzado su destino definitivo.
Hoy es la gran fiesta de María, la fiesta
de su Pascua, la Asunción de Nuestra Señora.
En la tierra siguió el camino de
Jesús, vivió sin reservas las Bienaventuranzas, y ahora comparte la gloria de
su Hijo.
La Asunción es para nosotros un
signo de esperanza.
Nos recuerda que nosotros también
estamos llamados para participar con ella de la victoria de Jesús, si es que
estamos dispuestos a compartir con ella en la fe humilde, en el servicio a los
pobres y humillados en el reino de Dios.
¡Celebremos con alegría!