30 junio, 2013

DOMINGO 13° DEL TIEMPO ORDINARIO


" ¡SÍGUEME! "
Cuando oímos las exigencias radicales que Jesús impone a quienes quieren seguirle, quizás pensamos que éstas son para gente con vocación especial en la Iglesia, como sacerdotes, religiosos y misioneros. 

Pero se supone que esas exigencias son para todos y cada uno de los discípulos. 

Una vez que decidimos seguirle, tenemos que ser consistentes. Tenemos que amar, aun cuando el amor imponga sacrificios. 

Tenemos que amar incluso a los enemigos. 

Tenemos que ser honestos hasta la médula. 

Pero si logramos hacer esto, nos percataremos de lo felices y libres que nos sentimos. 

Pedimos ahora al Señor que sepamos seguirle siempre, fielmente.


EL EVANGELIO PARA ESTE DOMINGO




23 junio, 2013

DOMINGO 12° DEL TIEMPO ORDINARIO


La Identidad de Jesús y la Nuestra

Jesús nos pregunta a sus discípulos hoy: “Y ustedes, quién dicen que soy yo?”  Espero que podamos responder como Pedro: Que para nosotros él es Jesús, nuestro Salvador. 

Ésta es una pregunta muy importante para nosotros, porque de ella depende nuestra propia identidad. ¿Quiénes somos nosotros? 

Somos CRISTIANOS, seguidores de Cristo, y por lo tanto hombres y mujeres que intentamos, lo mejor que podemos, llegar a ser como él. Y eso incluye, a veces, que tenemos que cargar nuestra cruz junto con él. 

Pero no nos preocupemos: él es, literalmente, nuestro “compañero”; quien parte con nosotros el pan.


Para ver y escuchar el Evangelio de este domingo







21 junio, 2013

LAS FIESTAS DE SAN JUAN


SAN JUAN Y EL ESPÍRITU HUMANO

Los fuegos con que celebramos en el siglo XXI el solsticio, empujan nuestra imaginación hacia los fuegos con que se celebraban los solsticios hace decenas de miles de años. Nuestros remotos antepasados tenían ante sí el reto del tiempo: si no conseguían capturarlo y encerrarlo en razones, no podían dar el gran salto a la racionalidad.
        
El arduo estudio del tiempo fue pues la forja de la inteligencia humana. Los constructores de Stonehenge, el sobrecogedor templo del Sol que nos dejó la cultura megalítica, no lo hicieron agricultores ni ganaderos: todavía le faltaban al hombre milenios para empuñar el cayado y la azada, y sin embargo ya estaba adorando al Sol.

Pero no se trataba de una adoración supersticiosa e ignorante: no adoraban a un dios desconocido, sino al centro y motor de toda la vida, cuyo conocimiento profundo pusieron de manifiesto en la construcción de los templos solares. Y lo más sorprendente es que estaban en esa observación minuciosa e incansable del cielo cuando los conocimientos que de él obtenían carecían del menor valor práctico. La única utilidad que obtuvieron de ese conocimiento fue la sabiduría (porque de sabiduría se habla en la noche y en el día de san Juan) y los templos en que la plasmaron. Fue muchos miles de años después, cuando pudieron sacarle utilidades al dominio del tiempo iniciado por un conocimiento exhaustivo de los desplazamientos del Sol con respecto a la Tierra.

Me asalta incluso la duda de si nuestros ancestros no estarían más admirados por su enorme capacidad de conocer aquellos insondables misterios del cielo y de la tierra, que por los mismos misterios que descubrían. Y a veces caigo en la tentación de creer que los monumentos megalíticos son en fin de cuentas monumentos a la inteligencia del hombre que fue capaz de levantarlos, y punto de referencia para medir el ritmo de progresión (o vaya a saber si de regresión) de la inteligencia humana.

Porque hay una cosa más: en los templos al Sol hay plasmadas muchas y muy complejas razones: por eso al hombre que los construyó hay que suponerle un notable desarrollo del lenguaje, porque sólo en la palabra somos capaces de sostener las razones. Cuando celebramos al sol, celebramos al tiempo nuestra capacidad de conocerlo; y esto forma parte también de la celebración de San Juan, que es al fin y al cabo la celebración de la grandeza del hombre.



ORIGEN DEL NOMBRE JUAN

Procede del hebreo Yo-hasnam, con el significado de "Dios es misericordioso". Otra etimología muy cercana es la de Jo-hanan o Jo-hannes, que significa "Dios está a mi favor". Empezando por san Juan Bautista, la personalidad de los santos y otros hombres insignes que han llevado este nombre, es inconmensurable. Es uno de los nombres más grandes de la cristiandad y uno de los más frecuentes. En efecto, ciento veinte santos , decenas de reyes y príncipes y papas; de artistas, literatos, científicos... dan fe de que la grandeza de este nombre nunca ha conocido barreras.

San Juan Bautista es el príncipe del santoral cristiano: es el único santo del que se celebra el nacimiento y no la muerte, y su fiesta, el 24 de junio, es una fiesta solar, de luz y de fuego, decantación de los más antiguos ritos de la humanidad en la más grande de todas las fiestas. Mientras Jesús ocupa el solsticio de diciembre (la Iglesia optó por cambiar su titular, al ver que era imposible suprimir estas fiestas), san Juan toma posesión del solsticio de junio porque fue imposible erradicar las ancestrales celebraciones solares. Y la vinculación de su nombre a las fiestas más esplendorosas y más vitalistas elevó su prestigio hasta límites que sólo milenios de historia pueden explicar. 

Pero no es gratuita la coincidencia entre el ancestral culto solar y san Juan Bautista. El personaje es de una gran talla: es un Sol menor que abre camino al gran Sol que es Cristo, con una firmeza que hace temblar al mismo rey Herodes. Tenía el Bautista una misión, y nada le acobardó. Preparaba los caminos del Señor. Era La Voz que clamaba en el desierto. No se callaba cuando no se debe callar: cuando veía los abusos del poder, no giraba la cabeza, aunque no le afectasen directamente; por eso acabó su cabeza servida en la bandeja de Salomé. Una cabeza que el mismo Herodes valoró en la mitad de su reino. San Juan Bautista abrió de par en par las puertas del cielo a los Juanes, que tras él entraron en legión: san Juan Evangelista, el discípulo predilecto de Jesús; san Juan Crisóstomo, uno de los más grandes oradores de todos los tiempos; san Juan Bautista de la Salle, fundador de las Escuelas Cristianas; san Juan de la Cruz, el poeta que divinizó el amor humano y humanizó el amor divino; san Juan Bosco fundador de la institución educativa salesiana; san Juan I papa, iniciador de la serie de grandes papas que llegó hasta el humanísimo Juan XXIII; san Juan de Dios, fundador de los Hermanos Hospitalarios, y así hasta ciento veinte santos. Y a su lado, engrandeciendo aún más tan gran nombre, infinidad de hombres de toda época y condición, que han amado y aman este nombre con todo lo que representa, orgullosos de compartir onomástica con todos ellos.

El nombre de Juan tiene un encanto y una virtud invencibles. Se impone con la fuerza positiva del mismo Sol, con la viveza del fuego, con la fecundidad de la verbena. "Entre los nacidos de mujer, nadie más grande que Juan el Bautista" . El gran número de Juanes inmensos que han poblado la historia y han calado hasta el fondo de nuestros corazones, garantiza para siempre la excelencia de un nombre que podrá extenderse más, pero no enaltecerse más.


JUAN BAUTISTA: HOMBRE GRANDE

"Dico vobis: Maior inter natos mulierum Ioanne nemo est." Entre los nacidos de mujer no hay nadie mayor que Juan Bautista. Lucas 7, 28)

San Juan es, además del nombre de un gran personaje, el de una gran fiesta. El gran personaje lo es en el cristianismo por haber sido el precursor de Jesús y porque éste lo puso por las alturas. De él es la frase del encabezamiento, que repite la iglesia en el oficio litúrgico de San Juan Bautista. Santificado en el vientre de su madre, Jesús lo calificó como el más grande nacido de mujer; ocupando un puesto de primer orden entre las grandes figuras del cristianismo con San José y la Virgen María.

El caso es que las dos grandes fiestas del año que el cristianismo se encontró, fueron dedicadas por la Iglesia a Cristo y a San Juan. Y no en primera instancia, porque antes de incorporar a su calendario y renombrar las fiestas de los solsticios, intentó desarraigarlas de las costumbres de la población romana convertida, pero tuvo que rendirse ante la fuerza de las costumbres. Otro tanto ocurrió con la fiesta de la conmemoración de los difuntos: el cristianismo no tuvo manera de acabar con aquellos ritos y optó por cristianizarlos.

En el reparto de los solsticios se priorizó a Jesús naturalmente. El solsticio de invierno (diciembre)  en el hemisferio norte, cae en período de inactividad agrícola (el trabajo que ocupaba a la mayor parte de la humanidad recién civilizada), y por tanto se podían dedicar muchos días a esta celebración; por eso se dedicaron esas fiestas al nacimiento de Jesús. El solsticio de junio (verano en el hemisferio norte) en cambio, cae en plena siega, el momento más decisivo del trabajo agrícola, por lo que sólo se puede dedicar un día a celebrarlo. Esta fecha se asignó al segundo en importancia, San Juan Bautista, gestado y nacido seis meses antes de Jesús, según señala el evangelio (Cfr. Lucas 1, 26). 

Por la fuerza que conservan las fiestas del solsticio en muchas culturas (en la nuestra, con el nombre de San Juan), podríamos pensar que la fiesta grande de verdad era el solsticio de junio. En el hemisferio norte es verano, la estación en que se vive más en contacto con la naturaleza; es la auténtica fiesta del fuego (el sol capturado y dominado), son las hogueras, son los ritos de fertilidad (de nuevo el fuego es el gran símbolo, y le siguen el agua y la verbena), es la plena simbiosis con la naturaleza: sol, fuego, agua, hierbas, para ser aceptado y premiado por la naturaleza. Estas formas de celebración tienen sus mayores posibilidades en verano.

También en el solsticio de diciembre (Invierno, en el hemisferio norte) la esencia de la Nochebuena es mantenerse despierto para acompañar al Sol en su primer día de camino cielo arriba. 

Para los españoles que fecundaron con sus tradiciones la cultura americana, la fiesta del solsticio de junio o del verano, no es sólo pasarse la noche en vela celebrando la vida, sino bañarse en el sol que se levanta del mar. Ahí es donde el rito alcanza su plenitud. 


SAN JUAN

Uno de los fundamentos del valor de muchos nombres, no es el propio nombre, ni siquiera lo que éste representa, sino las fiestas que en torno a él se celebran. Y cuanto mayores son éstas, tanto mayor es el nombre; de manera que bien podemos decir que las fiestas son fuente principalísima de nombradía.


No fue san Juan el origen de su fiesta (grande entre las grandes, con vigilia), sino que existiendo ya la fiesta y no siendo posible extirparla, porque a ella iban vinculados ritos entrañables, se optó por cambiarle el nombre, el titular.

Así, lo que fueron siempre las fiestas del Sol (su última personificación, Apolo), pasaron a convertirse en las fiestas de san Juan. De la natividad de san Juan. Porque siendo una fiesta de vida (así se han conceptuado siempre los dos solsticios), no podía conmemorarse en ella la muerte de un santo, como es norma. Así pues, san Juan es la "Navidad" del verano en el hemisferio norte. No fue la relevancia del personaje histórico, análoga a la de tantos otros, e incluso por debajo de algunos, lo que disparó el prestigio de este santo y de su nombre, sino la fiesta que a él se aparejó.

Hay que hacer notar también que, teniendo el cristianismo su gran personalidad sagrada femenina, la Madre de Dios no fue la elegida para presidir el solsticio de verano (ocupado el de invierno por su hijo, el Hombre-Dios); porque el Sol es, en la cultura de la que provenimos, una divinidad masculina.

Entre los motivos que indujeron a la cristiandad a asignar a Juan el Bautista la titularidad de una de las dos fiestas del año vividas por el pueblo como las más grandes, ciertamente está el dato cronológico que aporta el Nuevo Testamento, establecido el festejo del nacimiento de Jesús en un solsticio (diciembre), a los seis meses correspondía fijar el nacimiento de Juan (Cfr. Lucas 1, 26), en el otro solsticio (junio).

Fue quizá su carácter de símbolo de lo precristiano, de lo selvático, primitivo y anterior a la nueva fe pero en armonía con ella, porque se trató de renombrar una fiesta pagana. El caso es que fue el Bautista el nuevo titular de la gran fiesta solar, y con el esplendor de ésta, que se completó con el de la liturgia, creció el nombre de Juan hasta límites insospechados.




POPULARIDAD DE LOS JUANES

En la Iglesia el nombre Juan abundó hasta el extremo de que alcanzó este nombre el más alto ordinal entre los papas (el XXIII; este último por partida doble); a la hora de nacer la leyenda de una papisa, se llama precisamente Juana. Y si nos remitimos al santoral, pasan de 100 los que llevando este nombre merecieron el honor de los altares, incluidas algunas Juanas (las más célebres, Juana de Arco, Juana de Orvieto, Juana de Portugal, Juana Francisca Frémyot de Chantal).

Y si vamos a los reyes y reinas y príncipes, su listado es interminable, tanto en oriente como en occidente. Y si atendemos al estado llano, basta recordar la expresión "Pedro, Juan y Diego", equivalente a "quien sea", "uno cualquiera", "no importa quién", para entender que estos nombres se llevaron la palma de la popularidad.

Y si miramos finalmente a la geografía, el nombre de San Juan aparece repetido centenares de veces en todo el mundo, ciudades, provincias, montes y ríos como el nuestro, cercano a Fuerte Bulnes. Es el prestigio que arrastra un nombre ya infinito, que por si fuera poco lleva aparejada la mayor de las fiestas, con lo que queda vinculado el lugar a esas tradiciones en que se mezclan los ancestros, el santo y las historias y costumbres propias. 

He ahí, pues, un nombre que se ha hecho grande gracias a sus fiestas. Porque allí donde no se ha ahogado la tradición, San Juan es, antes que cualquier otra cosa, la gran fiesta de nuestro invierno.



16 junio, 2013

DOMINGO 11° DEL TIEMPO ORDINARIO


Encuentro y perdón

Sabemos por experiencia que una comida es una gran oportunidad para la reconciliación y el perdón. Compartir la misma mesa significa aceptarse unos a otros, formando comunidad, y dejar que lo pasado negativo pasado esté. 

La comida de la eucaristía es un encuentro con el Cristo que perdona y con los hermanos que conviven en paz. Por eso tenemos en la eucaristía diversos momentos y gestos de perdón y paz: el acto penitencial, el Padre Nuestro, la aclamación  al Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, el saludo de paz…

En el corazón mismo de la celebración recordamos cómo Cristo derramó su sangre para que los pecados fueran perdonados. Celebremos este domingo la eucaristía con espíritu de perdón y reconciliación y no olvidemos orar con mucho cariño por nuestros papás.



PARA ESCUCHAR Y VER EL EVANGELIO DE ESTE DOMINGO 
(Habilite sus parlantes y pinche el siguiente vídeo)









13 junio, 2013

FIESTA DE SAN JUAN

FIESTAS SOLSTICIALES DE INVIERNO



El 21 de Junio de 2013 a las 5:04 UTC tiene lugar el “Solsticio de Junio”.

En el Hemisferio Norte es llamado de “Solsticio de Verano” y es el día más largo del año, marcando paso de la Primavera al Verano (al mediodía el sol alcanza el punto más alto de todo el año).

En el Hemisferio Sur es llamado de “Solsticio de Invierno” y es el día más corto del año, marcando el paso del Otoño al Invierno (al mediodía el sol alcanza el punto más bajo de todo el año).


Los Solsticios son aquellos momentos del año en los que el Sol alcanza su máxima declinación norte y máxima declinación sur con respecto al ecuador terrestre. Ocurre dos veces al año: en Junio y Diciembre. 


09 junio, 2013

DOMINGO 10° DEL TIEMPO ORDINARIO


No llores.

Pocas experiencias hay tan dolorosas en la vida de la persona como la pérdida de un ser querido. El amor no es eterno. La amistad no es para siempre. Tarde o temprano, llega el momento del adiós. Y, de pronto, todo se nos hunde. Impotencia, pena, desconsuelo; parece que nuestra vida ya no podrá ser nunca como antes. ¿Cómo recuperar de nuevo el sentido de la vida?
Lo primero es recordar que liberarse del dolor no quiere decir olvidar al ser querido o amarlo menos. Recuperar la vida no es una deshonra ni una ofensa a la persona que se nos ha muerto. De alguna manera, esa persona vive en nosotros. Su amor, su cariño, su manera de ser nos han enriquecido a lo largo de los años. Ahora, hemos de seguir viviendo.
Hemos de elegir entre hundirnos en la pena o construir de nuevo la vida; sentirnos víctimas o mirar hacia adelante con confianza. El pasado ya no puede cambiar. Es nuestra vida de ahora la que podemos transformar. Reiniciar las actividades abandonadas; proponernos vivir una hora, esta tarde, un día, sin mirar, cada vez, con angustia todo lo que nos espera.
Tal vez, por dentro se nos acumulan toda clase de sentimientos cuando recordamos al ser querido. Momentos de gozo y de plenitud, recuerdos dolorosos, heridas mutuas, penas compartidas, proyectos que han quedado a medias. Cómo ayuda entonces poder comunicar lo que se siente a una persona amiga; poder llorar con alguien que comprende nuestro dolor.
Puede brotar también en nosotros el sentimiento de culpa. Ahora que hemos perdido a esa persona, nos damos cuenta de que no la hemos comprendido, que la podíamos haber querido mejor. No es justo torturarnos ahora por errores cometidos en el pasado. Sólo sirve para deprimimos. Es verdad que nuestro amor siempre es imperfecto. Ahora lo importante es aprender a perdonamos a nosotros mismos y sentirnos perdonados por Dios.
A veces no es fácil recuperarse. La ausencia del ser querido nos pesa demasiado, y la tristeza y el desconsuelo se apoderan de nosotros una y otra vez. Puede ser el momento de acudir a la propia fe. Desahogarse con Dios no es pecado. Dios no rechaza nuestras quejas. Las entiende. Cuántos creyentes han encontrado de nuevo la fuerza y la paz en esa oración. “No sé lo que hubiera hecho si no hubiera tenido fe”; “Dios me está dando la fuerza que necesito”.
El evangelista Lucas nos describe una escena conmovedora que invita a despertar nuestra fe. Al acercarse a la pequeña aldea de Naím, Jesús se encuentra con una viuda que ha perdido a su hijo único al que llevan a enterrar. Al verla, Jesús se conmueve. Y de sus labios salen dos palabras que hemos de escuchar desde lo más hondo de nuestro ser como venidas del mismo Dios: “No llores”.

Si quieres escuchar el evangelio de este domingo, habilita tus parlantes y pincha el vídeo.





03 junio, 2013

DÍA DEL ACÓLITO NAZARENO

UNA FIESTA DE CORPUS CHRISTI DIFERENTE...

Con asistencia en pleno el Grupo de Acólitos de Jesús Nazareno festejó su "DÍA" asistiendo a la Hora de Adoración mundial y, luego a la misa del mediodía en el santuario.











Los Acólitos fueron objeto de sentidas oraciones por su desarrollo personal y familiar, además de obsequios de parte de la Comunidad y de los Coordinadores del Comité de Papás y Mamás de Acólitos nazarenos.















Al término de la santa misa la Asamblea tributó un caluroso aplauso a los servidores de la Liturgia por su responsabilidad y constancia (Instante que registra la última foto de este reportaje).







ADORACIÓN EUCARÍSTICA MUNDIAL EN CORPUS CHRISTI

La llamada del Papa a hacer de este Corpus Christi una jornada especial de adoración, renovando nuestra fe en Jesús, real y verdaderamente presente en el "admirable sacramento" del amor, tuvo entusiasta respuesta en la Comunidad de nuestro santuario. Los primeros en responder fueron nuestros Acólitos y sus padres que en la fiesta del Corpus tienen su "Día del Acólito".





































Papás y mamás de niños y niñas que participan en la Catequesis de iniciación a la Vida Eucarística pudieron experimentar el gozo interior de una hora de encuentro y diálogo personal con Jesús.














A las 11.00 horas de Chile -17.00 hora romana- nos reunimos para una excepcional HORA DE ADORACIÓN 
en simultánea con el Papa. 

































Las fotos que acompañan esta nota ilustran los intensos momentos vividos ante la serena y sencilla Majestad del Señor presente en el sacramento de la Eucaristía.




Eran las cinco de la tarde en Roma. Un rayo de luz se filtraba desde la cúpula de la Basílica de San Pedro y caía sobre el altar de la confesión. La Iglesia católica vivió un acontecimiento único. En muchos lugares se festejaba el Corpus Christi y el Comité para el AÑO DE LA FE organizó para esta fecha una Adoración Eucarística mundial y simultánea.

La Hostia centraba la mirada del Papa Francisco y de miles de peregrinos que acudieron a rezar con él durante una hora ante la Eucaristía. A la vez, en todos los rincones del mundo millones de católicos se reunieron para rezar en catedrales y parroquias.

La ceremonia en Roma fue solemne, pero sencilla: algunos cantos litúrgicos, oraciones y lecturas de la Biblia y, sobre todo, largos ratos de silencio orante.

En América, la hora de adoración coincidió con la mañana, en el Atlántico, Europa y África los cristianos rezaron por la tarde, en Asia era de noche y en el Pacífico era ya la madrugada del 3 de junio.


El Papa no dijo nada durante la ceremonia, se limitó, unos días antes a fijar las intenciones de esa hora de oración.  Rezó por una Iglesia “más bella, sin mancha ni arruga” y por todas las personas necesitadas: las víctimas de la guerra, del tráfico de personas y el narcotráfico, y quienes padecen la explotación laboral y el desempleo.

A las 11.00, puntualmente, en el santuario de Jesús Nazareno hicimos exactamente lo mismo que el Papa Francisco hizo en Roma.

¡Viva Jesús Nazareno!

ACTUALIDAD COMUNITARIA

Día de los Coordinadores...

El 31 de mayo en el contexto de la celebración litúrgica de la "Visitación de María a Isabel" nuestra diócesis estableció el día del Coordinador de Comunidad Eclesial. En nuestro santuario hemos celebrado la Eucaristía para agradecer por el servicio y pedir inspiración y constancia para todos los Coordinadores de nuestros Grupos. Se oró y se ofreció la santa misa en sufragio de los Coordinadores fallecidos: Hugo Orfelito Aguilar, Carmen de la Cruz Bustamante y Adán González (QQ.EE.PP.DD.).



























































Después de la misa, en el Centro Caguach se realizó un acto en el que se reconoció la trayectoria de liderazgo y servicio a la Comunidad de la señora Yolanda Barría Gallardo. Las fotos seleccionadas hablan por si mismas.


¡Felicitaciones a nuestra hermana en la fe, señora Yolanda Barría Gallardo!


02 junio, 2013

FIESTA DE CORPUS CHRISTI



En la eucaristía el Señor ha compartido su propia persona con nosotros, no precisamente para nuestro consuelo, sino para poseernos y transformarnos con su mismo espíritu de entrega a Dios y a los hombres.
La infinidad de gente, hambrienta de tantas maneras, con hambre de alimento y de amor, de aliento y ánimo, de justicia y solidaridad, de algo o alguien en quien creer, no puede ya dejarnos indiferentes.

Que el Señor no dé el coraje necesario, que se olvida de sí mismo y se entrega generosamente a los demás.

Para escuchar el Evangelio del Corpus Christi habilita tus parlantes y pincha el siguiente vídeo.