Glorioso… y
con nosotros
Cuando muere alguna persona,
bondadosa y cercana a nosotros, tenemos el sentimiento de que ella permanece
todavía con nosotros y sigue inspirándonos y guiándonos.
Cuando en la Ascensión Jesús dejó a
sus discípulos y pasó a la gloria del cielo, él fue para sus discípulos más que
una memoria de una gran persona que había muerto.
Jesús, viviente como Señor
resucitado, permanece con nosotros por su Espíritu de fortaleza, sabiduría y
amor, y de esta forma es nuestro compañero en nuestra vida. Él profiere cada
día para nosotros su palabra, se nos da como nuestra bebida y alimento en la
eucaristía, y vive en nuestras comunidades. Escuchémosle hoy entre nosotros y
alimentémonos con su palabra y con su cuerpo.
Para escuchar el Evangelio del domingo pincha el siguiente vídeo.