Celebramos
hoy con gozo la solemnidad de los santos Pedro y Pablo, apóstoles. Ellos son
los dos pilares sobre los cuales el Señor construyó su Iglesia y a quienes
confió la fe. Su misma fe había sido probada, cuando Pedro negó a Cristo y
Pablo perseguía al mismo Cristo en la persona de sus discípulos. Después, con
su fe fortalecida ya, dedicaron toda su vida a difundir el evangelio. Podemos
aprender de ellos hoy cómo permitir a Cristo que tome posesión de nosotros, de
tal forma que vivamos para él y para su Iglesia y estemos dispuestos a sufrir
por esa misma fe. Demos gracias hoy al Señor por darnos estos grandes
apóstoles.
Unidos en la fe con Pedro y Pablo, oremos al Señor pidiéndole fidelidad y celo apostólico.
Señor Dios nuestro, te damos gracias hoy por tus apóstoles Pedro y Pablo. Danos su fe y fidelidad para que podamos construir entre nosotros –en comunidad de fe y amor— la Iglesia por la que ellos vivieron y murieron. Otórganos sus convicciones y su valor para que todo el mundo participe de la Buen Noticia de tu Hijo Jesús el Nazareno, hasta que él sea todo en todos. Amén.