Perder
la Vida para Encontrarla
Todos los que cultivan plantas, incluso
gente de la ciudad que ama las flores, saben que las semillas tienen que morir
en la tierra para que los retoños puedan brotar de ellas y darnos flores llenas
de color.
La semilla tiene que morir para dar
vida.
De la misma manera, Jesús murió para
darnos vida.
Y nosotros, sus discípulos hoy, tenemos
que seguir sus huellas.
Tenemos que entregarnos a nosotros
mismos para que los otros sean felices y vivan.
San Pablo dice con Jesús: "Nadie
vive para sí mismo".
¿Podemos decir eso de nosotros mismos?
Como
un Grano de Trigo
No es de ningún modo razonable buscar
dolor y sufrimiento, sin embargo, sabemos que en la vida hay ciertos
sufrimientos que tenemos que aceptar en línea con nuestras tareas -una mujer
tiene que pasar por los dolores de parto para traer un niño al mundo, los
padres tienen que sacrificarse por sus hijos, las enfermeras tienen que
dedicarse a aliviar las penas de los enfermos.
Sí, la semilla tiene que morir en el
surco para dar vida a una nueva planta.
En la proximidad de la Semana Santa, Hoy
Jesús nos invita a seguirle aceptando el dolor y los esfuerzos necesarios para
llevar a cabo nuestra misión en la vida.