La experiencia nos ha demostrado que
estamos dispuestos a escuchar a los demás, con tal de que nos digan lo que nos
agrada, lo que se ajusta a nuestro modo de pensar.
Pero cuando nos recuerdan cosas -incluso
cosas buenas- que exigen mucho de nosotros o que distorsionan nuestro modo de
pensar y de actuar, cerramos nuestros oídos y nuestros corazones.
Sin embargo, es bueno que Jesús nos
recuerde valores que sacuden nuestra conciencia cuando nos descuidamos de
practicarlos: como perdonar, preocuparse de los pobres, alzarse a favor de lo
recto y justo.
Nos hará muy bien, escuchar hoy al Señor,
y a todos los que hablan en su nombre.