Diferentes, pero Uno en Cristo.
De muchas maneras diferimos unos de otros.
¡Damos gracias a Dios por la riqueza de
esta variedad!
¡Qué triste sería nuestro mundo si todos
fuéramos iguales, idénticos, ya que solamente veríamos nuestra propia imagen!
Somos diferentes en nuestro rostro,
nuestro carácter, nuestra personalidad, nuestra ocupación, nuestro lenguaje y
cultura, en tantas otras cosas.
Sin embargo, hay una cosa que nos une.
Pertenecemos a Cristo, estamos unidos en él.
Él quiere que esta unión sea una unión
íntima: como ramas de un mismo árbol, como sarmientos de una misma vid que da
vida.
Boletín dominical de la Diócesis de Punta Arenas Chile.