Abran Sus
Corazones al Aliento del Espíritu
Cuando un padre ejemplar de una
familia fallece, es de gran consuelo para su esposa y amigos si sus ideales y
estilo de vida permanecen vivos en sus
hijos. “Él sigue inspirándoles”, se dice.
Jesús no está muerto, pues, aunque
murió, resucitó a una nueva vida, aunque ya no esté físicamente entre
nosotros.
Pero su Espíritu mismo está todavía
con nosotros, como un aliento, como el viento, o incluso como una tormenta.
Donde él sopla, le sentimos sin verle. Él toca nuestros corazones y nos empuja hacia este mundo frío, para renovarnos a nosotros, a nuestra Iglesia
y a nuestro mundo por medio de nuestras manos y corazones.
Oremos para que este Espíritu viva
siempre en nosotros.
Boletín dominical de la Diócesis de Punta Arenas - Chile