En las Manos de Dios
¿Hasta qué punto nos atrevemos nosotros, cristianos, a vivir en las manos de
Dios? Como cristianos, ¿no debería ser esa nuestra marca registrada,
“denominación de origen”, juntamente con el amor de unos para con otros? --- Se
supone que amamos tanto a Dios que confiamos en él completa y absolutamente,
sin condiciones, sin miedo ni vacilación. Ése fue el estilo de vida de Jesús,
quien vivió totalmente en las manos de su Padre. Incluso en su muerte
humillante en la cruz pudo exclamar: “Padre, en tus manos encomiendo mi
espíritu”. Aun siendo nosotros tímidos y débiles, ofrecemos ahora, con Cristo
nuestro Señor, nuestra confianza al Padre y le confiamos también todos nuestros
seres queridos.