No, al monopolio del Espíritu.
Qué fácilmente desconfiamos de los
que son diferentes a nosotros, particularmente gente de otras religiones. Él es
musulmán o judío, o protestante, o extranjero. Para algunos, quizás para
muchos, eso es bastante para desacreditar a esa persona o el bien que ella
hace. --- Pero aquí viene Jesús, cuyo
corazón late para todos, y nos dice que tenemos que ser de mente abierta y sin
prejuicios, y reconocer todo lo bueno que hay en los demás y en sus obras, sean
ellos quienes sean. El mismo Espíritu es quien trabaja en nosotros y en todos
los que hacen el bien. Que el Señor abra
hoy nuestra mente y nuestro corazón.