Pobres y Humildes ante Dios.
Con demasiada frecuencia pretendemos ser
mejores de lo que realmente somos.
Nos ponemos máscaras y no nos atrevemos
a mostrar nuestra verdadera identidad, ni siquiera ante Dios.
Este domingo, en la parábola del fariseo
y del publicano, Jesús nos da el siguiente mensaje: Pónganse ante Dios tal como
son; sean humildes y honestos con ustedes mismos, y así aprenderán a vivir sin
pretensiones ante Dios y ante la gente que les rodea.
Tal actitud nos acerca más, sin
falsedad, a Dios, a nosotros mismos y a nuestros hermanos. Así será escuchada nuestra
oración.