03 junio, 2013

ADORACIÓN EUCARÍSTICA MUNDIAL EN CORPUS CHRISTI

La llamada del Papa a hacer de este Corpus Christi una jornada especial de adoración, renovando nuestra fe en Jesús, real y verdaderamente presente en el "admirable sacramento" del amor, tuvo entusiasta respuesta en la Comunidad de nuestro santuario. Los primeros en responder fueron nuestros Acólitos y sus padres que en la fiesta del Corpus tienen su "Día del Acólito".





































Papás y mamás de niños y niñas que participan en la Catequesis de iniciación a la Vida Eucarística pudieron experimentar el gozo interior de una hora de encuentro y diálogo personal con Jesús.














A las 11.00 horas de Chile -17.00 hora romana- nos reunimos para una excepcional HORA DE ADORACIÓN 
en simultánea con el Papa. 

































Las fotos que acompañan esta nota ilustran los intensos momentos vividos ante la serena y sencilla Majestad del Señor presente en el sacramento de la Eucaristía.




Eran las cinco de la tarde en Roma. Un rayo de luz se filtraba desde la cúpula de la Basílica de San Pedro y caía sobre el altar de la confesión. La Iglesia católica vivió un acontecimiento único. En muchos lugares se festejaba el Corpus Christi y el Comité para el AÑO DE LA FE organizó para esta fecha una Adoración Eucarística mundial y simultánea.

La Hostia centraba la mirada del Papa Francisco y de miles de peregrinos que acudieron a rezar con él durante una hora ante la Eucaristía. A la vez, en todos los rincones del mundo millones de católicos se reunieron para rezar en catedrales y parroquias.

La ceremonia en Roma fue solemne, pero sencilla: algunos cantos litúrgicos, oraciones y lecturas de la Biblia y, sobre todo, largos ratos de silencio orante.

En América, la hora de adoración coincidió con la mañana, en el Atlántico, Europa y África los cristianos rezaron por la tarde, en Asia era de noche y en el Pacífico era ya la madrugada del 3 de junio.


El Papa no dijo nada durante la ceremonia, se limitó, unos días antes a fijar las intenciones de esa hora de oración.  Rezó por una Iglesia “más bella, sin mancha ni arruga” y por todas las personas necesitadas: las víctimas de la guerra, del tráfico de personas y el narcotráfico, y quienes padecen la explotación laboral y el desempleo.

A las 11.00, puntualmente, en el santuario de Jesús Nazareno hicimos exactamente lo mismo que el Papa Francisco hizo en Roma.

¡Viva Jesús Nazareno!