No Arrojen Piedras
¿Has tenido tú alguna vez la experiencia de herir
fuertemente a alguien, pero que la
persona ofendida te perdonara, quizás con dificultad, pero aceptando tu
apología, y el problema se acabó?
¿Recuerdas
qué aliviado te sentiste, como si fueras una nueva persona?
Así es como Dios sigue perdonándonos a nosotros: él
nos vuelve a hacer nuevos cada vez.
¿Vivimos nosotros como perdonados, como pueblo
nuevo?
¿Hacemos nuevos a otros con nuestro perdón?
Encontremos nuevamente a Jesús,
paciente y que siempre nos perdona, como perdonó a la mujer adúltera a quien
iban a apedrear.