De Fiesta con el Señor
Felices los días de una buena
celebración, cuando podemos olvidar nuestras preocupaciones por un tiempo, gozar de la mutua compañía y reír,
cantar, bailar y ser felices.
Tenemos suerte si tenemos días así de
vez en cuando, un día de fiesta y de auténtica alegría.
Esto es lo que Dios desea para todos
nosotros.
Nos ha invitado a la felicidad sin
límite y, como prenda de ello, nos invita ahora ya a la eucaristía, banquete
festivo de su Hijo Jesús.
¿Tomamos en serio y damos importancia a
esta invitación?
¿Somos conscientes de que todos estamos
invitados, incluso los débiles, los pobres y los tristes?
Disfrutemos hoy nuestra celebración con
el Señor.