DOMINGO 3º DE PASCUA
Quizás sintamos envidia de los
apóstoles, porque vieron y experimentaron a Jesús después de que resucitó de
entre los muertos. No hay razón para la envidia:
Si tenemos fe, nosotros también lo
experimentamos como resucitado, vivo, presente, y compartiendo nuestra vida.
Si tenemos fe, sabemos que él está junto
a nosotros, cuando sufrimos contratiempos y fracasos, o cuando nos regocijamos
por las cosas bellas de la vida.
Si tenemos fe, sabemos que Jesús está en
medio de nosotros cuando nos fortalecemos y animamos unos a otros.
Si tenemos fe, sabemos que Jesús está
con nosotros cuando compartimos una comida de amistad, y, especialmente garantizada
su presencia, cuando participamos y comemos juntos en la santa cena de la
eucaristía.
Alcemos nuestras cabezas y sintámonos
felices: ¡El Señor Resucitado está con nosotros, comparte nuestra vida!