DIOS DE LOS VIVIENTES
Ninguna creencia, ninguna doctrina
de fe es tan fundamental para nosotros cristianos como la de creer que Jesús, nuestro
Señor, resucitó de entre los muertos y vive para siempre.
Juntamente con esto está nuestra
fe -que para la gente pragmática de
nuestra época parece mucho más difícil de aceptar- en que después de nuestra muerte nosotros
también resucitaremos a una nueva vida.
Somos el pueblo de un Dios de vida.
Somos el pueblo de la resurrección. Somos el pueblo que espera un futuro
infinito de felicidad, alegría y amor.
Expresamos esta fe, tranquila pero
firme, al reunirnos, cada domingo, alrededor de nuestro Señor resucitado.
Pidamos al Padre del cielo que
afiance y fortalezca esta nuestra fe:
Oh Dios, fuente de vida:
Tú nos has creado para la vida, el
amor y la alegría.
Ya que tomamos parte también en la
cruz de Jesús,
en las penas y dolores de la vida,
mantén viva nuestra esperanza
de que tu amor fiel tendrá la
palabra final
y de que la vida vencerá a la
muerte
porque tú has resucitado a Cristo
de entre los muertos.
Danos un anhelo firme y una fe
inquebrantable
en que tú nos resucitarás con él;
y haz que esta convicción sea
nuestra fuerza
cada día de nuestra vida. Por Jesucristo
nuestro Señor. Amén.
El Evangelio para este domingo.